Gordoncillo aúna lo mejor de la literatura y el arte de León con la exposición ‘Estancias’, organizada por la Diputación

Con motivo de la entrega del Premio Semilla de Oro a los escritores y académicos de la RAE Luis Mateo Díez y José María Merino, el Instituto Leonés de Cultura ha diseñado una muestra en la que 27 creadores de relevancia rinden homenaje a estos dos grandes autores de la literatura en español

La exposición podrá verse en el Museo de la Industria Harinera de la villa de Gordoncillo, en el Sur de León, durante todo el verano

El Museo de la Industria Harinera de Castilla y León, conocido popularmente como ‘La Panera’, en la villa de Gordoncillo, acogerá durante todo el verano (mes de septiembre incluido) la exposición ‘Estancias’, una muestra colectiva que aúna literatura y artes plásticas, y en la que 27 creadores de distintas disciplinas ofrecen su particular visión de la literatura en general y de la obra de dos grandes escritores leoneses en particular: José María Merino y Luis Mateo Díez.

Ambos autores, catedráticos de la RAE y dueños de extensas y fecundas trayectorias literarias en las que constan algunos de los principales galardones del país, son protagonistas de esta exposición, diseñada y montada por el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación provincial con motivo de la entrega que se les hizo este sábado del Premio Semilla de Oro al conjunto de su labor cultural, otorgado por el Ayuntamiento de Gordoncillo.

La muestra, en palabras de su comisario, Luis García, director de Arte y Exposiciones del ILC, “plantea un sincero, profundo y sencillo homenaje a dos escritores leoneses estructurales en el actual panorama literario. Dos ejemplos claros del cultivo con mimo y profundidad de la palabra escrita, pero también dos pilares esenciales de la palabra tradicional, viva, sentida, dialogada y compartida en directo en el filandón”.

La propuesta no solo ha querido centrarse en la obra y en la figura específica de ambos autores, sino que con ella se ha intentado “una aproximación a esa realidad humana, vital y sentida, que se produce en los espacios privados, solitarios, de paz, sosiego y reflexión -comenta Luis García-; en esas estancias, lugares silenciosos donde se produce la magia de la comunicación y la conexión espiritual y cognitiva entre lector y escritor. Ese acto individual, irrepetible e íntimo que nos permite abrir las puertas a la imaginación y al viaje, a un mundo nuevo que enriquece nuestro espíritu”.

Y así, la exposición incorpora diferentes vertientes y planteamientos en relación al binomio lector/escritor; en primer lugar, la de aquellos escritores lectores que están directamente vinculados con la acción de la creación plástica. Es esta una cuestión interesante, y, aunque no es general, sí se cuenta con un amplio número de escritores que son al mismo tiempo artistas plásticos. “Hemos querido recalcar y poner en evidencia una realidad muchas veces soslayada e incluso olvidada hoy en día a causa de la mal entendida especialización a la que parece estar condenada nuestra sociedad: cualquier tipo de creación no se produce en territorios estancos y limitados, más bien al contrario, es vinculante, fructífera en conexiones y relaciones entre diferentes áreas de conocimiento”, reflexionó el director del Departamento de Arte y Exposiciones del ILC. 

De este modo, la muestra cuenta con el ejemplo emblemático de dos pinturas de Juan Manuel Díaz Caneja, premio Nacional de pintura y destacado creador literario. También está representado Juan Carlos Mestre, que funde la palabra y la plástica en unidad magistral, tal y como puede apreciarse en el magnífico libro de artista Cavalo morto. Toño Benavides es un magnífico ilustrador de obras literarias en las que bucea, consiguiendo una unidad plástica genial con el texto, prueba de ello son los múltiples premios que atesora, pero al mismo tiempo es escritor y poeta.

Castorina, singular pintora y extraordinaria escultora, también escribía bellos y dolientes poemas y textos, muy poco conocidos pero de gran valía; en este caso se incorpora una serigrafía que corresponde al retrato de Miguel Hernández, el poeta de sus anhelos con el que coincidía en dignidad, sencillez y limpieza de espíritu. Luis Sáenz de la Calzada, intelectual, escritor y creador plástico, está presente con una pieza muy significativa: el retrato de García Lorca, compañero del alma y de la compañía La Barraca. Eduardo Arroyo es un caso muy especial, formado en el mundo del periodismo; su autoexilio en Francia le obligó a refugiarse en las artes plásticas alcanzando un gran reconocimiento, pero su propuesta plástica siempre llevó implícita la esencia del escritor; su obra es intensamente narrativa y cuenta historias por medio de imágenes. Creó así la denominada “pintura narrativa”.

El escritor Ramón Carnicer también está incluido con una serie de fotografías de magnífica factura que realizó en su famoso viaje por la Cabrera para escribir, en 1964, el tremendo, trágico y polémico libro Donde las Hurdes se llaman Cabrera. Un caso especial y destacado es el de Gustavo Vega, que, inscrito en el territorio de la poesía visual, adquiere por derecho propio la convergencia y unión del escritor y poeta con el artista plástico; en concreto, la pieza que presenta en Estancias es un ensamblaje objetual y reflexiona sobre la libertad de expresión.

Otro amplio grupo de creadores plásticos han sido incorporados porque son grandes lectores y se inspiran constantemente en el mundo literario como espacio y territorio de reflexión. Es el caso de José Antonio Robés, excelente fotógrafo berciano que ha mantenido una estrecha relación con Juan Carlos Mestre, Antonio Pereira o Cristóbal Halffter y que en este caso hace una interpretación del poemario Poeta en New York de Federico García Lorca. Petra Hernández está presente con un retrato serigrafiado de Antonio González de Lama, singular personalidad literaria que junto a Victoriano Crémer y Eugenio de Nora creó la emblemática revista Espadaña. Eloy Vázquez Cuevas se inspira y retrata a Julio Llamazares. Miguel Ángel González Febrero hace lo propio con Gumersindo de Azcárate, exponente fundamental de la intelectualidad leonesa y pilar de la Institución Libre de Enseñanza y de la Fundación Sierra Pambley. Un destacado pintor leonés perteneciente a la transición del siglo XIX al XX, Primitivo Álvarez Armesto, hace un austero y magnífico retrato psicológico al óleo de uno de los padres de las letras leonesas, José Francisco de Isla. La muestra incorpora varios ilustradores de destacado nivel que son al mismo tiempo grandes lectores, como es el caso de Javier Zabala, premio Nacional de Ilustración Juvenil, o Martín, con una trayectoria internacional importantísima en el ámbito del cómic. Roberto Díez presenta las potentes ilustraciones expresionistas del poemario El último hombre, de Leopoldo María Panero. El joven Samuel Miranda aproxima, por medio de reinterpretaciones fotográficas, los retratos de Manuel Martín, Antonio Gamoneda y Leopoldo Panero; y, a su vez, el escultor Jesús Martínez aporta un móvil de extrema sencillez y carga poética.

La muestra se completa con una sección de creadores que reflexionan directamente, o tienen o han tenido, conexión con los dos escritores protagonistas, caso del escultor Amancio González, que presenta un conjunto magnífico de dieciséis bustos de escritores y escritoras que van desde un realismo muy descriptivo hasta un cierto sentido psicológico. Las imágenes del gran fotógrafo astorgano Amando Casado, dedicadas a estos dos autores, profundizan en su personalidad con una notable fuerza y expresividad. Se aporta un libro de artista de Manolo Jular, destacado creador vinculado estrechamente a la Claraboya, revista que se incorpora íntegramente en su edición original y que fue creada por Luis Mateo Díez, Agustín Delgado, Ángel Fierro y José Antonio Llamas, y en la que colaboraron muchos poetas e ilustradores gráficos: Javier Carvajal, Higinio del Valle, José Antonio Díez, Mari Carmen Andrada o Luis G. Horna, el fotógrafo Manuel Martín y Balibrea. La muestra recoge, precisamente, un amplio conjunto de fotografías sobre los integrantes de la revista, obra de Manuel Martín. De Higinio del Valle podemos contemplar una imagen de última época, tratada por ordenador y de gran expresividad plástica. En el caso de Antón Díez, hermano de Luis Mateo, se ha seleccionado una pintura de primera época correspondiente al Premio de Pintura de Exaltación de los Valores Leoneses de 1965, y varias de tratamiento de imagen de un gran interés. También se incorpora a la exhibición una pieza espléndida, la suite de grabados de Félix de Cárdenas, del libro León, traza y memoria, realizado a tres bandas por Luis Mateo Díez, José María Merino y Antonio Gamoneda. Como punto de inflexión se incluye una obra de Ramón Villa, publicada en el suplemento El filandón de Diario de León, que sirvió para ilustrar un texto de Merino. Además, de la colección privada de Alfonso García se aportan una serie de obras pictóricas de José María Merino que son felicitaciones y documentación variada; entre ellas se encuentran los discursos de ambos escritores correspondientes a sus respectivos ingresos en la Real Academia de la Lengua Española. Por último, se incorpora un dragón de materiales reciclados de elementos industriales que lleva el sello de Juan Carlos Uriarte, artista multidisciplinar, lector infatigable, bibliófilo y librero de una parte muy destacada de intelectuales y creadores que se reunían alrededor de la icónica librería Pisa.

La muestra Estancias podrá verse, hasta el último día de septiembre, en el mismo horario del Museo de la Industria Harinera de Gordoncillo: de miércoles a domingo, de 11.00 a 14.00 y de 15.00 a 18.00 horas.